Un chico menor de 18 años, que había robado una moto, está siendo sometido a un proceso como menor infractor, equivalente a procesamiento en los mayores, porque después de negarle a la policía que hubiera robado una moto, se presentó en la comisaría con ella asumiendo sus consecuencias, informó la policía.
Un vecino de Cerro Pelado se presentó en las últimas horas en la subcomisaría de la zona para radicar una denuncia: le habían robado la moto, una Baccio PX con motor de 110 centímetros cúbicos de cilindrada.
Personal de la comisaría comenzó la indagatoria a partir de los datos que aportó el damnificado, y pronto llegó a la convicción que la moto, y seguramente el autor del robo, estaban en una vivienda de Cerro Pelado.
Los efectivos policiales concurrieron a la casa. Fueron atendidos por un menor, el que presuntamente había realizado el robo. Le preguntaron por la moto, si sabía algo de ella, y el chico negó todo. Es más, se negó a seguir respondiendo las preguntas del personal policial.
Cuando los investigadores elaboraban una nueva estrategia para proseguir indagando, se vieron sorprendidos que llegó a la subcomisaría el menor con el que habían intentado hablar más temprano. Y traía la moto para entregarla.
El personal policial enteró al juez de turno mientras completaba el papeleo del caso. El magistrado dispuso que se completaran las averiguaciones, como el reconocimiento del vehículo por parte del denunciante, y se comprobaran los datos aportados por el chico.
Señaló que cuando estuviera todo, se emplazara el muchacho a concurrir a su despacho. Finalmente, la juez se pronunció iniciando procedimiento como menor infractor contra el acusado como de un delito de receptación.
La tipificación que la magistrado hizo para lo ocurrido sugiere que la evidencia policial recogida no permitió confirmar que el acusado haya cometido el robo, sino que simplemente tenía el bien robado.
Ordenó, además, que el acusado concurra al Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay, INAU, por un plazo de 60 días para cumplir con la medida cautelar de que se sabe su paradero y se lo pueda citar en cualquier momento nuevamente.