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Antonini, propietario de un minimercado en Maldonado, fue sorprendido a las 20:45 de este martes por dos delincuentes que ingresaron con un arma y se llevaron 32 mil pesos al cabo de cuatro tensos minutos dentro del local.

El comerciante se encontraba en un despacho cercano a la caja donde se instalaron los dos ladrones, que apuntaron a la cajera y al hijo del empresario para exigir el dinero. Desde la pieza contigua, Antonini marcó el 911 utilizando su teléfono de línea. Pero sólo escuchó música de espera.

“Nunca me atendieron. Es la parte que más me indignó, porque es un servicio publicitado por todos lados y que en ese momento tan importante no den respuesta es decepcionante”, comentó.
Recordó que, durante su gestión al frente de la Cámara Empresarial ya le había planteado al jefe de Policía, Juan Daniel Balbis, que el servicio 911 no estaba funcionando correctamente. “No sé por qué queda esa musiquita, pero es un servicio que tendría que estar full time. Uno no puede salir en esos casos a la calle a ver si pasa un patrullero”, añadió.

Sin embargo, eso fue justamente lo que hicieron tan pronto los rapiñeros abandonaron el local. Un patrullero acertaba a pasar por la zona y aunque ofrecieron algunos datos en la premura del caso, fue imposible ubicar a los delincuentes.

Nerviosos, porque en ese instante se había caído el sistema y la registradora demoraba en abrir, se llevaron 32 mil pesos. Pero el comerciante afirma que el dinero no es lo que importa. “En ese momento uno no piensa en eso, sino en que se vayan rápido y en esos cuatro minutos que fueron una eternidad. Amenazaban a mi hijo y yo no podía hacer nada porque si salía podía desatar un problema mayor. Uno no sabe cómo van a reaccionar los tipos que vienen decididos a robarte. Es un momento que no le deseo a nadie”, subrayó.

Antonini instó a sus colegas a tomar medidas de seguridad, que él tiene en su local. En este caso, por ejemplo, los ladrones quedaron registrados en las cámaras de seguridad aunque no será fácil identificarlos porque estaban “cubiertos hasta los ojos”.

De todas maneras, insistió en la necesidad de prevenir este tipo de incidentes. Reconoció que alguna vez pensó en comprar un arma para defenderse, pero luego primó el sentido común: “tal vez la uso y cometo un error o desato un tiroteo o algo que no pueda olvidar nunca más en mi vida”.